viernes, 21 de noviembre de 2014

ACARICIANDO SERPIENTES: MI HERMANO, EL EGO

Comúnmente al ego se lo entiende como la soberbia, o como el orgullo de una persona. Pero éstas son sólo algunas de las formas que nuestro estimado puede adquirir. Tenemos egos por ejemplo: soberbios y orgullosos, que no admiten otras opiniones y se justifican a sí mismos creyéndose superiores. Pero también los hay sumisos y condescendientes, que se van acomodando de acuerdo a las situaciones y personas, para ser mejor aceptados socialmente.

Cuando se habla del ego muchas veces se utilizan palabras o conceptos un tanto abstractos o difíciles de aprehender. Muchas personas a lo largo de sus vidas han escuchado o leído alguna vez información sobre lo que se supone es este famoso ego pero al no entender del todo realmente no pueden llevar la información a su cotidianidad, a su presente. Me incluyo dentro de este grupo. A lo largo de mi vida la palabra “ego” siempre anduvo dando vueltas desde diferentes enfoques psicológicos y escuelas teóricas, pero siempre me quedaba la sensación de estar frente a un tema puramente teórico y abstracto, para nada práctico o experimental. Algunos me dirán: “El que deba entenderlo, lo entenderá, en su justo momento”. Y esta premisa es totalmente verdadera y coincido con ella, pero frente a esto me planteo de la mano de mi ego lo siguiente: ¿Cómo se supone que alguien llegue a entender sin saber de lo que se le está hablando? ¿Cómo puedo yo empezar a identificar el ego en mi interior, y en mi cotidianidad, sino tengo la menor idea de lo que debo buscar?

Lo peligroso de esta falta de aprehensión de la información, es que en medio de tanta confusión que nos pone inconscientemente en estado de alerta, sea precisamente nuestro ego quien interprete y responda por ejemplo cosas como estas: “Ah no, esto es una ridiculez” o “No me identifico con esto, no sé cómo pueda servirme” o “Yo soy una buena persona, son los demás que siempre me molestan. Si vivo haciendo lo correcto, los demás deberán cambiar” o “Evidentemente el ego es algo muy negativo, si lo tengo, debo eliminarlo sea como sea”.

Desde mi humilde opinión considero que la información no es de quien desee compartirla, sino de quien desee recibirla. Es una responsabilidad de quien adquiere la información el compartirla de una manera útil, clara y práctica, para que quien desee y esté en su justo momento, pueda aprehenderla, incorporarla, transformarla, vivirla y así dar otro pasito en este hermoso viaje de auto-re-conocimiento. Cuando aprehendo la información, la incorporo en mí y puedo utilizarla como herramienta y entre otras cosas, como un despertador de mi propio ser. Al aprehender los conceptos los llevo a la práctica y adquieren el significado que para mi sea correcto en ese momento y mientras más los lleve a la práctica, no sólo los voy guardando sino que los expando y forman puentes cognitivos con otros conceptos aumentando cada vez más mis capacidades de aprendizaje, no sólo a nivel mental.

Gracias a dos grandes y queridas maestras, Florencia y Silvia, quienes comparten desde el amor toda su infinita sabiduría, gracias a la práctica y la enseñanza del Reiki, gracias a todos los seres de luz y maestros que guían mi camino, gracias a mis pacientes y alumnos, y gracias a mis vínculos y afectos, y a mi historia, a las experiencias y desafíos vividos, y por supuesto gracias a mi ser superior, no sólo pude reconocer mi ego sino que pude darle forma a toda la información sobre él que daba vueltas dentro de mí y comenzar a expandirla. Lejos de pretender constituir una explicación científica sobre el tema, les compartimos junto a mi ego, mi aprehensión personal:

-.¿Qué es el “ego”?
Es un mecanismo de defensa humano, intrínseco y necesario. Constituye una estructura de pensamiento que involucra no sólo nuestro plano cognitivo y psicológico, sino también nuestros sentimientos, emociones y reacciones, actitudes y comportamiento.

-.¿Por qué es necesario? ¿Por qué existe?
Porque nos ha ayudado hasta este preciso momento a sobrevivir en este mundo que encarnamos. El ego existe porque tenemos miedo. Sí, miedo. Miedo disfrazado o al descubierto, pero miedo al fin.

-.¿Miedo a qué por ejemplo?
Miedo a habitar un cuerpo; miedo a relacionarme con otros cuerpos; miedo a tener que estar en un mundo que no comprendo; miedo a sufrir, a sentir dolor físico o emocional; miedo a reconocer mis errores; miedo a saber que tengo en mí oscuridad; miedo a saber que tengo en mí luz y amor; miedo a no ser querido, al rechazo, a la exclusión, a la soledad; miedo a no saber las respuestas; miedo a equivocarme; miedo a lo desconocido; miedo a lo nuevo, a lo distinto; miedo a sentir amor; miedo a mostrar mi sensibilidad; miedo a quedar expuesto; miedo a vivir contento; miedo a no ser parte de un sistema; miedo a no poder reconocerme; miedo a decir que no; miedo a perder mi trabajo; miedo a no ser reconocido; miedo a soltar mis expectativas; miedo a soltar la necesidad de controlar todo y a todos; miedo a darme espacio; miedo a compartir; miedo a crecer; miedo a que el otro me diga que no; miedo a la muerte; miedo a estar vivo; miedo a mostrarme como realmente soy; miedo a llevar a cabo mis verdaderos anhelos; miedo a dar mi opinión; miedo a dejar a alguien; miedo a perder un vínculo; miedo al desamparo; etc. Miedo a SER.

-.¿Aunque sea una buena persona, con intenciones puras y nobles, tengo ego?
Sí. Todos tenemos ego. Los hay más densos, más sutiles, más enraizados, más volátiles, más amorosos, menos amorosos, más soberbios, más sumisos, pero egos al fin. Todos tenemos ego, independientemente de que seamos “buenas” o “malas” personas.

-.¿Puedo eliminar mi ego?
No, al menos a este nivel evolutivo, no podemos. Tratar de eliminarlo equivale a pretender parar una guerra matando a todos los soldados.

-.¿Entonces qué puedo hacer?
Re-educarlo. Hacerlo un aliado en mi vida. Reconciliarme con él, dejar de pelear.

-.¿Cómo hago para re-educar mi ego?
Si partimos de la premisa de que el ego es una mecanismo de defensa, entonces éste se activa y opera porque tengo miedo, porque no me siento a salvo. Inconsciente o conscientemente hay algo, o alguien afuera (o dentro) que yo interpreto como un peligro.
Entonces, si estoy interpretando un peligro, es porque me estoy posicionando como una posible víctima frente a este algo o alguien. Ejemplos: víctima del mundo hostil que me rodea que siempre intenta dañarme; víctima del sistema actual que no me permite ser libre; víctima de mis amigos que siempre me usan; víctima de mi pareja que me miente; víctima de mi esposo o esposa que no me deja vivir; víctima de mis hijos que no siguen mis instrucciones y constantemente me traen problemas; víctima de mi jefe que siempre me presiona; víctima de mis compañeros que sabotean mi trabajo; víctima del vecino que se empeña en ocupar mi puente; víctima del chofer del colectivo que no entiende que no tiene que acelerar mientras estoy bajando; víctima de mi pasado que me persigue y condiciona; víctima de mi ex que me rompió el corazón; víctima de mi familia que no me da el amor que necesito; etc.

-.¿Cómo hago para dejar de sentirme víctima?
Haciéndome cargo de mí mismo, de mis elecciones, de mis expectativas, de mis sentimientos, de mi comportamiento. Venimos a este mundo a aprender, a experimentar, a crecer, evolucionar. Todo lo que vivimos sea lindo, feo, agradable, o terriblemente doloroso, es un reflejo de nuestro interior no resuelto y de lo que debemos ir aprendiendo. Y es ahí donde hay que poner nuestra atención, en nosotros. Dejar de mirar al otro y mirarnos, hacia dentro. Dejar de mirar al otro para determinar si lo que está haciendo está bien o mal, mejor o peor. Lo que haga o deje de hacer el otro es un asunto que no nos pertenece. Lo que nosotros hagamos, pensemos, sintamos frente al otro y en respuesta al otro, sí nos pertenece. Y es ahí donde debe estar nuestra atención. Y decidir, elegir, qué hago frente a esto, frente a fulano o mengano, etc, sigo siendo una víctima y sigo dependiendo de todo y de todos, o me hago cargo de mi bienestar de una buena vez?

-.¿Cómo hago para hacerme cargo y empoderarme?
AMÁNDOME. Amándome cada vez más, todos los días un poquito más. Si siento miedo frente a algo, o alguien, si me considero una víctima, es porque en realidad pienso o siento que estoy en desventaja. Considero, en algún punto (a veces muy profundo), que el otro es más que yo, más fuerte, más inteligente, más lindo, más bueno, más valiente, más útil, etc; o que la situación frente a la que estoy me sobrepasa y no puedo enfrentarla.
Todas estas concepciones no nacen de lo que el otro en definitiva sea o no. Nacen de lo que yo considero que soy. Y estoy considerando entonces que yo soy menos frente a alguien o algo. Dicho en otras palabras, no me estoy queriendo ni valorando lo suficiente, no me estoy amando en lo absoluto.

-.¿Cómo hago para amarme?
En este punto es importante aclarar: amarme no significa creerme superior a nadie. Amarme no significa que tengo derechos sobre el otro para manejarlo de acuerdo a mi beneficio. No significa que el otro, llámese papá, mamá, esposo, novio, amigo, jefe deba cumplir con mis caprichos, expectativas, o deseos. Es importante aclararlo porque sino podemos caer de nuevo a merced de nuestro ego. Es nuestro ego quien siente la necesidad de controlar al otro para poder sentirnos a salvo, a salvo de qué? A salvo de tener que hacernos cargo de nosotros mismos, con todo lo que implique.
Amarme significa, en primera instancia, ACEPTARME. Así como soy, tal cual soy en este momento. Con mis errores y mis aciertos, defectos y virtudes. Con mi ego incluido. Aceptarme en mi totalidad. Aceptar toda mi luz y toda mi sombra. Aceptar el dolor y el enojo que arrastro. Aceptar mis miedos. Abrazar mi oscuridad, porque existe, y existe adentro mío, no afuera. El amor es luz. Entonces cuando puedo amarme y aceptarme, incluyendo mi oscuridad, de a poco, y desde el amor, voy iluminando y sanando mi propia sombra. Sano así también mi ego adolorido y mis miedos.
Cuando me acepto, me permito SER, y en consecuencia automática, le permito al otro que sea, aceptándolo.
Amarme no sólo significa aceptarme, sino también CONFIAR. Confiar en mí, confiar en la vida, en mi paso por el mundo. Confiar en la luz y el amor que me habita, que es mucho, y es necesario despertar. Confiar en mi esencia. Confiar en el camino a transitar, porque el camino a transitar es el que mi alma eligió para aprender y evolucionar, para crecer, y día a día lo vamos re-eligiendo y co-creando con nuestros desafíos cotidianos. Si confío en mis desafíos y problemas entiendo que no están ahí para lastimarme, entiendo que están ahí para permitirme aprender y crecer.
Una vez que entiendo lo que es aceptarme y confío, aparece la GRATITUD. Empiezo a agradecerme y a agradecerle a la vida, al mundo, y a mis vínculos, todo lo sufrido y todo lo equivocado, porque por fin entiendo que ha sido necesario. Y ha sido necesario no para que sufriera y tuviera una vida dura, sino para que me despertara y empezara a amarme, empezara a reconocer el hermoso ser que SOY. Y le agradezco así a mi ego el haberme conducido hasta ahora por el mundo que consideré hostil, el haberme “protegido” porque me sentí indefenso cuando llegue a este mundo. Al fin y al cabo esa era su función, mantenerme a salvo, y lo hizo correctamente.
Ahora que puedo amarme, aceptarme, confiar en mi camino y agradecerme mi presente y mi vida entera, estoy a salvo. Ya no hay nada que temer. Todo desafío o circunstancia “problemática” comienza a ser bienvenida y utilizada para aprender. Ya no hay peligro en el relacionarme con otros seres, entonces SOY y dejo que el otro sea junto a mí, porque entiendo que así como yo tengo mi camino y mis aprendizajes, el otro también. Cada camino es único, e igual de verdadero que el mío.
Desde esta nueva perspectiva de amor y aceptación, desde este lugar en el que SOY en mi más pura esencia, puedo decirle a mi ego:

“Querido compañero, es hora de que descanses y empieces a divertirte. Podés relajarte y disfrutar a mi lado del paisaje. Ya no siento miedo, estoy aprendiendo a amarme y puedo tomar las riendas. Has hecho un excelente trabajo, ahora es mi turno.”

Con amor, Luisina.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario

Gracias por visitar este blog y dejar tu comentario!